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Se está realizando la Semana de la Química

Es del 1 al 3 de agosto en la Facultad de Ciencias Bioquímicas y Farmacéuticas de la UNR. La doctora Celia Machado habla del valor de la alfabetización científica

“Aprender ciencia no consiste en recitar el ciclo de Krebs sino entender qué ocurre cuanto nos estamos nutriendo o saber por qué debemos vacunarnos, eso es estar alfabetizado científicamente”, afirma la Profesora de la UNR Celia Machado que el año pasado recibió el Premio a la Enseñanza de la Asociación Química Argentina.

Según publica el sitio de la UNR, su campo de acción es la enseñanza de la ciencia, las metodologías, las estrategias, el análisis de los obstáculos. Considera que el docente tiene que tomar conciencia de la dificultad y saber dónde está el cuello de botella de lo que va a enseñar, especialmente en una disciplina como la química cuyo lenguaje es simbólico.

Machado explica que durante mucho tiempo se concibió al docente de ciencias como un experto en la disciplina, pero eso no garantizaba que sea un buen profesor. Y como ejemplo menciona que la Universidad cuenta con químicos ilustres y docentes autodidactas. En este sentido plantea la necesidad de mejorar la formación en enseñanza de las ciencias.

A cargo del Taller de Práctica Docente en el Profesorado de Química de la Universidad Nacional de Rosario, adhiere al movimiento STEAM (Science, Technology, Engineering, Arts y Mathematics). Este propone aprovechar los puntos en común de las materias ciencia, tecnología, ingeniería, arte y matemáticas, para desarrollar un enfoque interdisciplinario del proceso de enseñanza y aprendizaje, incorporando contextos y situaciones de la vida cotidiana,  y utilizando todas las herramientas tecnológicas necesarias.

“Esto está muy alejado de nuestro imaginario de la enseñanza de la ciencia, se piensa que el arte es otra cosa pero hoy la educación de los países desarrollados se basa en este paradigma”, sostiene la Doctora en Didáctica de la Química. Se conjugan las habilidades artísticas y creativas con la educación y se ponen en valor aspectos como la innovación y el diseño, el desarrollo de la curiosidad y la imaginación, la búsqueda de soluciones diversas a un único problema.

Aprender a enseñar

Luego de recibirse de Bioquímica, Machado trabajó en una escuela secundaria y allí se dio cuenta que sabía pero no le alcanzaba para enseñar: “No tenía las herramientas para comunicar ciencia ni la pasión por ella, fue muy frustrante”. A partir de esa experiencia asumió el desafío de hacer un doctorado en didáctica cuya tesis dedicó a sus alumnos del Instituto Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa.

Actualmente, como docente en el Profesorado de Química, dicta varias materias en la mitad de la carrera, en la que afirma encontrarse con estudiantes muy estructurados. “Como eje de la enseñanza primero tomo el fenómeno para luego llegar al concepto, porque la vida no se presenta separada en química orgánica e inorgánica”, explica.

¿Por qué el mate caliente tiene más sabor que el tereré? ¿qué hace el agua caliente sobre la yerba? ¿qué pigmentos extrae? ¿por qué cuando cebamos mate con agua de otro lugar se pone la yerba azul? ¿es reversible ese proceso? ¿qué le tengo que agregar al agua? Son algunos de los interrogantes con los que comienza su clase para después ir desentrañando esos fenómenos y encontrándoles una explicación científica.

Los estudiantes a veces sienten que no tienen herramientas para responder porque nunca se habían planteado esas cuestiones pero, cuando pueden integrar lo aprendido, descubren que sí lo saben. “Para describir fenómenos les pido que no sólo vean, sino que toquen, escuchen, huelan, que desarrollen la percepción con todos los sentidos y que busquen la palabra adecuada”, sostiene Machado.

Cuenta que a ella la marcó la escuela secundaria con profesores muy bien formados y creativos, en la provincia de Formosa. “Soy del interior profundo y estoy convencida que la gente del interior es muy creativa, resuelven problemas con recursos muy magros y en esa capacidad resolutiva se basa la inteligencia”, reflexiona.

En el 2006 fue convocada por el Ministerio de Educación de la Nación para escribir los cuadernos para el aula de química. En esa oportunidad diseñó experimentos que posibilitan trabajar en contextos rurales y urbanos de Ushuaia a la Quiaca. Y produjo un libro sobre la enseñanza de la ciencia y la tecnología en contextos regionales. “Nuestro país y Latinoamérica tienen contextos culturales muy variados que se apoyan en la ciencia y la tecnología”, afirma. Por ejemplo, el trabajo con las plantas tintóreas para colorear lanas, la tecnología del adobe, etc.

El juego como estrategia

En el 2009 Machado participó de un Foro de Enseñanza de las Ciencias y  allí adaptó 15 experimentos científicos para realizar con materiales domésticos en micro escala, sin vidrio y sin fuego, cuyas explicaciones y aplicaciones estaban en el contexto cotidiano. Los almacenó en una pequeña caja de fácil traslado y elaboró fichas didácticas.

A partir de una convocatoria para emprendimientos de la Secretaria de Ciencia y Tecnología de la provincia, diseñó la caja como un juguete al que llamó “Scientificamente” pero también tuvo impacto como material educativo y se usó en talleres científicos con niños, en cumpleaños y reuniones. Luego, empezó a fabricar el producto de forma artesanal y desarrolló clínicas didácticas a partir de actividades lúdico científicas que no se ofrecen en contextos formales.

Entre ellos, hay uno llamado “líquidos danzantes” que se hace con leche, colorante para torta y detergente. El contacto del detergente con esa mezcla de leche y colorantes que no están homogéneamente mezclados, permite que la tensión superficial se rompa y pareciera que los líquidos danzan. Hay un movimiento instantáneo de los colores que fluyen hacia los bordes del recipiente donde está la leche que es sorprendente. Otro consiste en hacer un gradiente de diferentes densidades con distintos líquidos como miel, jabón líquido, aceite, vaselina, glicerina y agua coloreada para observar cuál de ellos irá al fondo.

“Si el juego comienza con la explicación acerca de qué es un gradiente de densidades, no atrae para nada”, afirma la profesora y aclara: “Primero tenemos que captar la idea, después afinar el concepto y al final ponerle la etiqueta. Es un modo divertido de aprender.”

Cuando dicta talleres para docentes, le dicen “¿Cómo no aprendí esto antes?”. Pero luego aparece el miedo formal acerca de cómo evaluar esta dinámica. La respuesta está en pensar en una evaluación más holística: hay chicos que con el experimento van a enriquecer su vocabulario con lenguajes que antes no tenían y otros van a diseñar experimentos alternativos. “Es una enseñanza para todos pero no una acreditación para todos. Esa es la gracia de la diversidad”, explica.

Semana de a química

Como todos los años, del 1 al 3 de agosto se realizará la 12º edición de las «Jornadas de Promoción y Divulgación de las Ciencias. Semana de la Química», en la Facultad de Ciencias Bioquímicas y Farmacéuticas de la UNR.

El objetivo de estas jornadas es promover el estudio de las carreras relacionadas con las ciencias químicas, incentivar la valoración de la importancia de la química por parte de los estudiantes y estimular, actualizar y mejorar la enseñanza de esta disciplina en el nivel medio.

La Semana de la Química propone conferencias y galerías de experimentos, para que los participantes pongan manos a la obra y realicen experiencias de química general, analítica, orgánica y fisicoquímica. Las conferencias estarán a cargo de docentes-investigadores de la Facultad que abordarán diversos temas de actualidad.

Más info: https://www.fbioyf.unr.edu.ar/eventos/semanaquimica/2018/

Consultas: escuelas@fbioyf.unr.edu.ar

Imagen: ull.es