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Dormir poco afecta el rendimiento de los estudiantes

Una investigación analizó la relación que existe entre la calidad del sueño y la atención selectiva en estudiantes universitarios. Una mala calidad del sueño afecta el rendimiento en actividades motoras y cognitivas, e influye en el metabolismo y el funcionamiento hormonal e inmunológico

Las docentes de la Facultad de Humanidades, Educación y Ciencias Sociales de la Universidad Adventista del Plata Silvia Fontana, Waldina Raimondi y María Laura Rizzo analizaron los vínculos entre la calidad de sueño y la atención.

Datos experimentales indican que la privación parcial de sueño y/o la mala calidad de sueño influye en la vida de los estudiantes puesto que el hecho de no tener una buena calidad de sueño se relaciona con padecer somnolencia diurna (excesivo sueño durante el día), afecta el rendimiento en actividades motoras y cognitivas (prestar atención en una clase, resolver problemas, estudiar, rendir un examen), sobre el humor (produciendo irritabilidad, impaciencia, ansiedad, depresión) sobre el metabolismo y el funcionamiento hormonal (se relaciona con la obesidad y el síndrome metabólico) e inmunológico (mayor tendencia a padecer enfermedades). Se ha observado que una mala calidad de sueño, se relaciona con un mal rendimiento académico (puesto que afecta la atención y la memoria).

Las investigadoras sostienen que padecer somnolencia diurna, que es un componente significativo de la calidad de sueño, afecta el funcionamiento psicosocial del individuo de la misma manera que lo hace el consumo de alcohol: una persona que no ha dormido bien tiene afectada su capacidad cognitiva de atención de la misma manera que una persona que ha tomado alcohol.

 

Las investigadoras afirman que vivimos en una sociedad que ha disminuido en 2 horas el promedio del sueño en estos últimos 40 años. Para mejorar la calidad de sueño, primero debemos conocer la importancia del sueño en nuestra vida cotidiana. Se considera muchas veces que dormir es perder el tiempo, pero esto verdaderamente no es así.

También es fundamental trabajar sobre los hábitos de higiene del sueño. El primero es mantener un ritmo regular de horarios para dormir y levantarse. Asimismo limitar el uso de computadoras, celulares y televisión, en especial a la hora de irnos a dormir, puesto que esto no favorece el inicio del sueño. Por otra parte, mejorar hábitos alimenticios (no comer excesivamente en la cena por ejemplo) y realizar actividad física regular durante las horas del día. Otra recomendación importante es mantener una buena organización del tiempo de estudios y de recreación.

Fuente: Argentina Investiga

Imagen: www.rinconpsicologia.com