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Un contrato a futuro: la necesidad de tomar las riendas

La problemática vocacional se estructura y emerge como una dificultad precisamente durante la adolescencia. La elección de una carrera puede ser asistida por un profesional siempre y cuando el joven pueda llegar a tomar en sus manos la situación que enfrenta y, al comprenderla, llegar a una decisión personal responsable.

Por Stella Maris Andretich. Licenciada en Psicopedagogía. Mat. 105

Si alguien pasara en estas fechas por algún aula de 5to. año de secundario, y preguntara a los adolescentes si ya tienen decidido qué van a estudiar el próximo año, las respuestas sorprenderían a más de uno…pero si uno agregara luego un ¿por qué?, sin dudas el análisis se torna muy interesante.

Sumada a esta descripción, si se quiere “cualitativa” de un reiterado cuadro de situación, no dejan de conmovernos los fríos números de las estadísticas: un informe de la Universidad Católica Argentina (UCA), publicado en 2012 con datos de 2010, informa que “en Argentina hay 746.000 jóvenes entre 18 y 24 años que no estudian ni trabajan [1]. Sí, son los llamados “Ni – Ni”.

Sucede que los chicos de hoy están más desconcertados que en otras épocas para elegir una carrera o profesión…Pero ¿por qué? Sabemos que la adolescencia es una etapa crítica –siempre lo fue y lo será- ; sabemos que a las instituciones educativas cada vez se les hace más difícil motivar a los alumnos en cuanto a contenidos y propuestas pedagógicas, pero es evidente que en cuanto a proyección a futuro, los jóvenes de hoy tampoco logran tomar conciencia de la importancia que ésta tiene…y es por este flanco por donde deberíamos ahondar.

Información sobre carreras, planes de estudios, universidades, no les falta. Tienen acceso casi ilimitado por su condición de “nativos tecnológicos», pero sí adolescen -valga la redundancia- de otro tipo de información, la más importante a la hora de poder elegir y decidir sobre su futuro: la del conocimiento de sí mismos. Conocer cuáles son sus gustos, sus intereses, sus habilidades les permite dar-se respuestas sobre quién soy, dónde quiero estar, qué quiero llegar a ser (y por ende, quién no quiero ser).

Volviendo a nuestro recorrido por las aulas, ante una propuesta del tipo “¿contáme cuáles son tus habilidades?” las respuestas vuelven a ser nimias, esquivas, incluso en ocasiones, es evidente que nunca antes se las han cuestionado.

Vocación: ¿Se nace con ella? O “se hace vocación” al andar?

Muchas veces la respuesta que encontramos en los chicos es “no puedo elegir una carrera porque no tengo vocación para nada”…

La confusión proviene de la propia etimología de la palabra. Vocación, del latín vocatio, que indica la acción de llamar y por extensión, el hecho de “ser llamado”. Un llamado “cuasi divino” al que sólo corresponde el acatamiento…

Planteado así, como llamado interior, innato, que nos guía hacía una determinada carrera y no otra, serán muy pocos los que tengan vocación.

Si en cambio, dejamos de pensar en el hombre como reactor y lo vemos como sujeto proactor de conductas, surgirá de este enfoque algo fundamental: la capacidad de decisión, la posibilidad de elección de los jóvenes.

La significativa tarea de un proceso de Orientación Vocacional en la adolescencia

La problemática vocacional se estructura y emerge como una dificultad precisamente durante la adolescencia.

La elección de una carrera puede ser asistida por un profesional siempre y cuando el joven pueda llegar a tomar en sus manos la situación que enfrenta y, al comprenderla, llegar a una decisión personal responsable.

Es desde este lugar – modalidad clínica[2]– que se trabaja en Orientación Vocacional, considerando quién es y cómo elije el adolescente, y no solamente qué elije. De este modo, puede llegar a una decisión si logra elaborar los conflictos y ansiedades que experimenta en relación a su futuro.

Para el adolescente, el futuro es una carrera, una universidad, profesores, no se trata de un futuro abstracto, sino personificado y, al mismo tiempo, desconocido. Pero también el futuro incluye para él una familia y su incorporación al sistema productivo: El futuro por ende, implica roles adultos.

Con el término deuteroelección se define el proceso de cómo eligió elegir el adolescente. Fue creado por analogía con el de deuteroaprendizaje – aprender a aprender- Y aquí reside el papel psicoprofiláctico fundamental de la orientación vocacional: es que la orientación vocacional debe ser la oportunidad de aprender a elegir, de aprender a decidir.

Buenos aportes a la problemática

Muchos organismos e instituciones trabajan en pos de ayudar a los jóvenes ante tal crucial momento. Junior Achievement es una de ellas. Sus programas “estrella” para colaborar con la causa son: Socios por Un día y Habilidades para el Éxito.

En “Socios por Un Día” un adolescente de 16 a 19 años comparte una jornada laboral junto a un reconocido profesional que se desempeña en el ámbito ocupacional en el cual el joven se proyecta en el futuro.

Los estudiantes pueden participar de todas las actividades que le competan al profesional que acompañen, tales como entrevistas, almuerzos de trabajo, audiencias, pases de sala, sesiones fotográficas, diseño de portada de una revista o todas aquellas actividades que impliquen el día a día de la profesión.

El objetivo del programa es que los estudiantes comprendan la importancia del estudio y la relación que éste tiene con su futuro laboral; que descubran cómo funciona el mundo del trabajo y cada profesión en particular; y que reflexionen acerca de las habilidades y actitudes que deben desarrollar.

Por su parte, “Habilidades para el Éxito” prepara a los alumnos de 5to. año para su ingreso en el mundo laboral invitándolos a reflexionar acerca de la importancia del estudio y las posibilidades de carreras para su futuro. Asimismo, el programa les permite descubrir y potenciar sus habilidades interpersonales. Mediante actividades introspectivas, debates, y role- play de situaciones de trabajo, los jóvenes analizan y descubren la importancia que cobran tales habilidades en la vida laboral de una persona. El programa contempla también una etapa práctica en la cual los chicos preparan sus CVs, descubren canales de búsqueda de empleo y practican entrevistas laborales con el fin de prepararse para este futuro “inminente” que los espera.

Asimismo, las ferias y exposiciones sobre carreras que se desarrollan anualmente en nuestra ciudad durante los meses de septiembre y octubre también brindan un muy buen complemento para este proceso, pero sólo destinado a manera de recompensa para quienes ya han dado el primer gran paso: decidir querer elegir.

 

[1] Esta cifra corresponde a los 31 aglomerados urbanos incluidos en la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del INDEC

[2] Rodolfo Bohoslavsky. Orientación Vocacional. La estrategia clínica

 

Encontrá este artículo en la edición N°17 de Aptus Propuestas Educativas: http://www.aptus.com.ar/revista/

 

Imagen: sxc.hu