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Ruedas de convivencia en escuelas secundarias

Son reuniones periódicas donde los alumnos socializan sus conflictos escolares, y proponen resoluciones pacíficas. Se implementan en casi el 90 % de las escuelas medias de la provincia.

El conflicto en la escuela siempre se dirimió con la sanción. Pero hay un programa en desarrollo que plantea otro enfoque innovador y «contracultural»: construir una mejor convivencia en la escuela, sobre la base del diálogo, el respeto y la construcción de acuerdos entre pares como estrategias para evitar que detonen casos de violencia. La perspectiva da vuelta el problema y lo mira desde otro ángulo.

De esta forma las Ruedas de convivencia son espacios de encuentros reflexivos, reuniones periódicas entre alumnos del 1° y 2° año, donde los chicos se sientan en forma circular para hablar y escucharse. Dialogan sobre lo que ocurre en la escuela, sus problemas y los temas que les preocupan como adolescentes. No es un diálogo anárquico: las garantías de respeto, opinión libre y derecho a la palabra están presentes y le dan encuadre a la práctica. Tampoco es catártico: así como se plantean quejas, también deben proponerse soluciones.

Las ruedas se realizan como mínimo cada 15 días. Pueden llevarse a cabo en el aula o en otro lugar predefinido de la escuela, como el patio. En la rueda hay un tutor, un profesor capacitado como facilitador, que orienta el diálogo del grupo. Éste elige un moderador, un estudiante, que organizará las intervenciones de los participantes. También hay un registrador, otro alumno, cuya función será anotar todo lo que se dice, y volcarlo en una bitácora o libro de documentación. Se toma registro para que, cuando la rueda se reúna otra vez, se sepa de qué se habló en la reunión anterior. Así, se formaliza la circulación de la palabra, para que las cuestiones discutidas no queden «en el aire» y se dispersen.

En la rueda los participantes ejercen su derecho a la palabra, pero deben cumplir con normas de legalidad. Por ejemplo, el deber de escuchar a los otros, de hablar de a uno a la vez, y el respeto por sobre todas las cosas (no se puede criticar a personas ausentes). Se discuten temas variados: puede que se aborde un problema de la escuela, un conflicto concreto, o puede ocurrir que alguien ponga en duda una conducta de los adultos, por ejemplo. También se habla de cuestiones que importan a la adolescencia, tales como las relaciones en el aula, el cuerpo, la sexualidad, la identidad, los consumos, etc.