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Escuelas creativas que funcionan

Cada vez con mayor frecuencia nos encontramos con información acerca de la existencia de metodologías de enseñanza “no tradicionales” o modelos alternativos para atraer el interés de los alumnos por aprender.

Por Stella Maris Andretich. Licenciada en Psicopedagogía. Mat. 105

Juliana, de 3 años de edad está amasando pan con Laura, quien la guía y muestra los pasos a seguir. Lorenzo, de 5, prefiere hacer telar. Ambos están calzados con escarpines de lana, en una cálida y agradable casa con un lindo jardín, donde además tienen una huerta.

Los chicos no son hermanos y la escena no transcurre en ningún hogar: Es un día en la escuela.

Cada vez con mayor frecuencia nos encontramos con información acerca de la existencia de metodologías de enseñanza “no tradicionales” o modelos alternativos para atraer el interés de los alumnos por aprender.

Así, nos encontramos con escuelas que aplican el método Montessori;  Jardines de infancia de enseñanza Waldorf – incluso en la ciudad de Rosario comienza a funcionar desde este año el primero en su tipo-; escuelas que trabajan bajo la modalidad de “alternancia” y otras instituciones educativas que proponen a sus alumnos un ingrediente común para transitar el proceso de enseñanza aprendizaje: partir de sus propias motivaciones e intereses, respetando sus tiempos y procesos, convirtiéndolos en los verdaderos protagonistas en la construcción de cada aprendizaje.

Los recursos y el ambiente se adecuan a estas premisas: juegos elaborados con materiales nobles como madera y telas, contacto asiduo con la naturaleza, participación en tareas de huerta, carpintería y cocina, por ejemplo. Se trata de brindar a los niños un ambiente muy similar al del hogar donde puedan desplegar sus habilidades e intereses.

Este tipo de propuestas necesita del involucramiento de los padres y también se distinguen en este sentido. Las reuniones y charlas con ellos no se limitan a brindar información sobre el desempeño de sus hijos, sino que buscan generar espacios en los cuales surjan nuevas ideas y formas de resolver los problemas. Son además los mismos padres los encargados de realizar juguetes, sorpresas y, en muchas oportunidades, liderar proyectos educativos también.

Cabe destacar que estas metodologías y postulados no son nuevos: María Montessori creó el método que lleva su nombre hace 100 años en Italia; Jean Piaget nos legó su teoría sobre los estadios del desarrollo cognitivo y el rol protagónico del niño en la construcción del aprendizaje allá por los años ’50 y ‘60; y fue a comienzos del siglo XX que Rudolph Steiner sentó las bases de la pedagogía Waldorf.

Sin duda estos tipos de propuestas educativas, a las que podríamos agrupar bajo la denominación de “no tradicionales” fomentan en los niños la creatividad, valoran y aplican cotidianamente el enfoque de las múltiples inteligencias postulado por Gardner y dan una renovada mirada a viejas usanzas como el sistema de aprendices, donde los niños son guiados en el aprendizaje de variadas labores.

Pero…si de encender la chispa de la motivación en los niños se trata, esta “cruzada” no escapa a la escuela tradicional en nuestros tiempos. Sabemos que es el desafío constante de todos los docentes. Entonces, ¿por qué no considerar la incorporación de estos recursos y métodos a la “currícula formal”?

A continuación, ejemplos de escuelas y programas educativos que no perecen en esta búsqueda y ya transitan por esos caminos. Incluso algunos de ellos funcionan en nuestro país.

A tomar nota…

Centro de flujo

En Indianápolis, la escuela primaria Key School creó una zona de juegos relativamente no estructurada. Los chicos concurren a esta sala de flujo para jugar con una variedad de juegos, objetos y rompecabezas. Allí los niños hacen lo que desean, por su propio placer, no porque se les asigne una tarea. No hay calificaciones, solo se toma nota del grado de involucramiento del niño en una actividad como registro de la motivación intrínseca del mismo.

Escuela Argentina de Inventores

Funciona en la sede de la escuela Del Sol de la ciudad de Buenos Aires e incentiva a niños y jóvenes de entre 6 y 16 años a que amplifiquen su capacidad creativa. Se trata de un programa pedagógico no formal, las clases son abiertas, no se toma asistencia y la currícula, si bien no está asociada a la currícula formal, puede ser un complemento de ésta en varios aspectos.

 Odisea de la mente

Es un programa destinado a alentar la solución creativa de problemas. Es una competencia internacional de creatividad donde se plantean desafíos a los niños y adolescentes que trabajan en equipos. Los participantes son juzgados por su agudeza ingeniosa. No se busca una respuesta correcta sino la más imaginativa.

Ya se trate de modelos alternativos como los referidos, o de la misma escuela tradicional, la clave para lograr el interés y motivación de los chicos por aprender está en brindarles la oportunidad de usar el cuerpo, los sentidos, la imaginación, el trabajo con sus pares, para que ellos mismos puedan descubrir los ámbitos que despiertan su curiosidad y realizar las actividades con un sentido de logro, autoconfianza y placer.

Encontrá este artículo en la edición N° 15 de Aptus Propuestas Educativas: http://www.aptus.com.ar/revista