El encuentro «La educación de jóvenes y adultos en América Latina», tuvo por objetivo realizar «una tarea coordinada entre las universidades, el mundo académico y la experiencia concreta acerca de esa problemática», según Alberto Sileoni.
«En la Argentina había 1.400.000 estudiantes universitarios en 2001 y según el último Censo de Población de 2010 pasó a 1.900.000», señaló Sileoni durante la apertura del evento, organizado por la cátedra Pablo Latapí de la Universidad Nacional de San Martín (Unsam).
El ministro sostuvo que cuando un alumno» de los sectores no pobres va a anotarse en la universidad realiza un trámite administrativo», mientras que «cuando se anota un joven humilde lo hace acompañado por su familia, porque el 70 por ciento de los alumnos del conurbano son primera generación de estudiantes».
«Aquellos que tuvimos el inmenso honor de haber participado en la Dirección Nacional de Educación del Adulto (Dinea), sabemos que fue un momento muy potente de la educación de adultos en la región, que estaba fuertemente sostenido por un proyecto político», afirmó.
De la actividad participaron el director de la cátedra, Francisco Piñón, y los rectores de las universidades nacionales de General Sarmiento, Gabriela Diker; Quilmes, Mario Lozano, y Arturo Jauretche, Ernesto Villanueva; de la Universidad Pedagógica de Buenos Aires, Adrián Cannelletto, y el vicerrector de la Universidad Nacional de Lanús, Nerio Neirotti.
También estuvieron presentes el jefe de gabinete de asesores del Ministerio de Educación, Pablo Urquiza, y la directora de Educación de Adultos, María Eugenia Bernal.
«Los rectores aquí presentes firmarán una carta de intención para construir un consorcio con el fin de realizar una tarea coordinada entre las universidades, el mundo académico y la experiencia concreta acerca de la problemática de la educación de jóvenes y adultos», precisó Piñón.
La cátedra a su cargo, que funciona en la Escuela de Humanidades de la Unsam, aborda la educación básica de jóvenes y adultos y basa su trabajo en las consignas de ese filósofo e investigador mexicano: la investigación educativa como herramienta para la construcción de conocimiento, el compromiso con la transformación de la realidad y la producción de experiencias para lograr una mayor justicia social.
Fuente: Télam Imagen: Archivo de imágenes
