«El hombre que dio la vida por la revolución social amaba sobre todo a los personajes solitarios, a los pescadores ensimismados, a los sin rumbo, a los descastados», escribe Guillermo Martínez en la contratapa de los cuentos, publicados por Emecé y ordenados de forma cronológica.
Martínez lo califica como un escritor «complejo y formidable, del múltiples caras y necesarias relecturas, irreductible a etiquetas rápidas. La reunión definitiva de todos sus cuentos permite ahora otra vez asomarse al escritor en sí, en el arco completo y cambiante de su vida, y en todo el espectro de sus registros literarios».
Los cuentos ordenados de forma cronológica suman a «La Virgen de la montaña», fechado en 1944 e incluido en la revista estudiantil Palestra del monasterio de Villa Devoto, donde el autor cursó como seminarista. Con este cuento, se incluye una nota de Andrés Cuervo, responsable del hallazgo y varias ilustraciones que Conti realizó para dichas revistas.
«Mi viejo, Roberto Cuervo, era un joven estudiante de cine en 1974. Se acercó al escritor, enamorado del cuento ‘Con otra gente’ y le propuso filmarlo. Es un relato costumbrista, ubicado en un ambiente rural que Roberto y Haroldo conocían bien. La película no se realizó pero nació una entrañable amistad entre ellos».
Los cuentos aparecieron en los libros «Todos los veranos» (1964, Premio Municipal), «Con otra gente» (1967), «La balada del álamo carolina» (1975) y en diversas revistas de nuestro país y del exterior.
En cuanto a la novela En vida, Guillermo Saccomanno considera que «constituye tal vez la apuesta de estilo más alta de Haroldo Conti. Historia urbana hasta el hueso, existencial al modo de El pozo de Onetti y de El extranjero de Camus, narra el desencuentro entre el individuo y su contexto, una ciudad que se le vuelve ajena, hostil».
Y más adelanta precisa: «Sin compasión, Conti retrata tanto la ciudad como a sus marginales, esos seres que recalan perdedores en una oficina piojosa del Pasaje Barolo, en los boliches del Bajo y en los rancheríos vecinos al río. Un gesto típico de la ficción de la época (los años 60, los 70) consiste en validar lo que se cuenta desde lo vivido: trabajos duros, vagabundeos, militancias parecen concederle más trascendencia a lo escrito».
Publicada en 1971, En vida puede explicar «la estrategia militante del escritor comprometido, y su suerte trágica al ser secuestrado, torturado y desaparecido por la última dictadura», dice Saccomanno y sugiere leerla «por fuera de la museificación de su autor. Es que sus páginas permanecen en vida».
Esta novela obtuvo el Premio Barral, cuyo jurado estuvo integrado por Mario Vargas Llosa y Gabriel García Márquez, quien dijo de Conti: «Un escritor argentino de los grandes».
Por su parte, Ana María Shua habla de Alrededor de la jaula, como un libro que tiene magia. «Pero no trucos. Magia verdadera, de la misteriosa, de la que es difícil explicar. En el transcurso de sus páginas, Milo, que empieza siendo un chico, deja la infancia para siempre mientras se apaga la vida de Silvestre, el viejo que lo crió».
«Como en un juego de tiempos que se entrecruzan a distinta velocidad, los sucesos son muchos y son esenciales y sin embargo el mundo parece quieto, igual a sí mismo: el río inmóvil, la Costanera Sur, la estatua de Viale, la fuente de Lola Mora, el paredón de la usina eléctrica, el puerto, los barcos.
Las vidas de los protagonistas giran siempre «alrededor de los mismos lugares, siempre alrededor de la jaula. La relación entre los dos no necesita palabras: el cariño los envuelve en un silencio cálido. Todas las semanas van al zoológico para acompañar a los animales prisioneros, como quien visita a un amigo en la cárcel. Allí conocen la mangosta que se convertirá en el centro del relato y en el símbolo de la libertad», describe Shua.
Haroldo Conti nació en Chacabuco, 1925, provincia de Buenos Aires. Fue maestro de escuela primaria, profesor de latín, empleado bancario, piloto civil, nadador, navegante y guionista de cine. Se graduó en filosofía. Con su primera novela «Sudeste» ganó el premio Fabril. Era conocido como integrante de la generación de Contorno.
Colaboró con la revista Crisis y en 1975 publicó Mascaró, el cazador americano (Premio Casa de las Américas).
«Fue secuestrado y asesinado cuando tenía 51 años. Para uno de sus cuentos más famosos -‘La balada del álamo carolina’- , había elegido, como epígrafe o premonición, esta estrofa anónima: ‘Ciruelo de mi puerta/si no volviese yo/ la primavera siempre volverá./Tú florece». Sus cuentos obedientes siguen floreciendo hoy», apunta Martínez.
Fuente: telam.com.ar
Imagen: nueva-ciudad.com.ar
